Recién cumplidos los 25 años del estreno de El bar Coyote y con rumores de una secuela sonando cada vez más, cabe preguntarse qué hizo que la película fuera un éxito de taquilla en el año 2000, con más de 100 millones de dólares recaudados en todo el mundo. La historia de la dulce Violet Sanford (Piper Perabo), la aspirante a compositora que se muda a 20 minutos de su casa en Nueva Jersey hasta la sucia y caótica Nueva York —dejando atrás a un padre viudo (John Goodman), a quien irá a visitar solo los domingos para poner lavadoras, y a una amiga de la infancia a punto de casarse—, pudo tocar el corazón del público por significar un triunfo del amor, un canto a la amistad, la magia de cumplir un sueño… O, quizás, las razones de su éxito tuvieran más que ver con el brillo de los satinados, las cinturas de tiro bajo y las botas cowboy de un grupo de mujeres bailando encima de una barra de bar como si estuviera a punto de caer un meteorito y acabar con todo. Entre ellas, claro, la también pícara Violet.
