Si ya es difícil entender que el PP y Junts voten lo mismo, más difícil de entender resulta que lo hagan, como en el caso del decreto ómnibus, perjudicando a los intereses de pensionistas y usuarios del transporte público, exclusivamente motivados por su enfermizo objetivo de acabar con Sánchez. Pero mientras en el caso del PP se puede entender, ya que forma parte de su estrategia de acoso y derribo del Gobierno, tratándose de Junts ya no es una maniobra política, sino antipolítica. Lo único que persigue es desestabilizar al Ejecutivo. Es la fábula de la rana y el escorpión. Este es el ADN de Junts, alimentado por siete largos años de rencor. El exilio de Puigdemont ha terminado por convertirse en el exilio político del independentismo catalán. Pero mientras unos viven en la realidad alternativa, otros han perdido el sentido de la realidad.
