
El coche estaba empotrado contra un árbol, a las tres de la tarde de un 9 de febrero, en una recta con visibilidad. Cuando los guardias civiles de tráfico llegaron al punto del siniestro, en Ciempozuelos (Madrid), el conductor les explicó que se les había cruzado un zorro. “Qué raro, un zorro a las tres de la tarde”, pensó el agente. La mujer que iba en el asiento del copiloto había resultado herida de gravedad, el vehículo había impactado por su lado y ella no llevaba cinturón. Su amigo y conductor le había dicho que como él era policía local no hacía falta que se lo pusiera. Aquella fue la primera vez que la Guardia Civil cree que Fernando Rodríguez intentó matar a la octogenaria Teresa López para quedarse con todo su dinero. 20 días después, la mujer falleció al precipitarse por las escaleras de su casa. Estaba sola con Fernando.


