Ucrania es un país de 43.000 cadáveres, según las últimas estadísticas de Volodímir Zelenski. Va perdiendo la guerra. Quizá empezó a perderla el primer día de la invasión, hace más de mil jornadas. Rusia ha ocupado ya 2.656 kilómetros cuadrados de su territorio. A 30 de noviembre, el 17,99% de la tierra. Son los cálculos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en sus siglas inglesas). Vladímir Putin, desde luego, nunca leyó a Juan Gelman: “No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida”. El sufrimiento también es economía.
El valor crucial de Zaporizhia
El sistemático ataque ruso a los centros energéticos de Ucrania solo tiene una excepción: la central nuclear de Zaporizhia. A pesar de verse comprometida en varias ocasiones. “Es de una importancia crucial, ya que sin ella la demanda de electricidad en Ucrania será durante años mayor que la oferta antes de que se construyan nuevas capacidades”, advierte Hlib Vyshlinsky, director ejecutivo del Center for Economic Strategy (Ucrania).
