La última ofensiva arancelaria de Washington golpea con fuerza a la Unión Europea, al imponer gravámenes del 20% sobre sus exportaciones a EE UU. La medida afecta directamente a sectores clave como la automoción, el acero o el aluminio, y sus consecuencias van más allá de la producción, repercutiendo también en inversores y consumidores. En una fecha que denominó como el “Día de la Liberación”, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó a la Unión Europea de “parásito” y justificó las restricciones como una defensa del comercio justo. Ahora, Bruselas se enfrenta a un dilema clave: ¿diplomacia o represalias? ¿Qué opciones tiene el bloque para hacer frente a esta nueva escalada comercial con uno de sus principales socios económicos?
